domingo, 24 de noviembre de 2013

"A cinco meses de Saltillo. La presentación del poema "Fuga" y nueva propuesta".


24-11-2013.

A cinco meses de la Casa del Migrante.



“No son sus cualidades especificas o sus costumbres singulares lo que hacen la alteridad del otro, es la desnudez de su rostro: llamamiento a mi responsabilidad y negativa a dejarse apresar, ni siquiera en su propio exotismo.”[1]

La distancia entre experiencias, la lejanía física del sitio donde se efectuó un momento, puede ser la oportunidad para revisitar aquellos acontecimientos en los que, quien vivió el suceso, pueda ponerlos en perspectiva y entenderlos de forma distinta.

Hace cinco meses que junto con los otros voluntarios, finalizamos nuestra estancia en la Casa del Migrante como voluntarios después de un año de trabajo. Como costumbre el equipo colaborador del albergue, organiza una despedida a los voluntarios; algunas palabras de los migrantes hacia nosotros, una comida, canciones y oraciones son las actividades que forjan este evento. En ese momento, es ahora el voluntario quien sigue su camino, donde el migrante lo despide y el Otro recorre el sendero que por sí solo ha de ir construyendo.



Los meses han pasado, la inserción en la ciudad[2] ha requerido otro tipo de ocupaciones así como la academia. Sin embargo, ¿de qué serviría cualquier experiencia si no aplicamos lo aprendido en el presente? Dejaré la pregunta abierta, así a lo largo del  los siguientes textos podrá ser respondida.

En estos cinco meses la cuestión migratoria, en especial la Centroamericana que hay en México, ha continuado siendo el tema de mi interés. Ahora he decidido no estar directamente, me refiero físicamente, presente en el albergue conviviendo con las personas que acuden, sin embargo, han surgido nuevos intereses.
Existe la inquietud sobre la relación entre los historiadores con este acontecer y la segunda, no por eso menos importante, qué pasa con el migrante, y al mencionar migrante me refiero a la palabra que clasifica y delimita a una persona para adjudicarle un lugar en la sociedad así como en el conocimiento y ¿diferenciación?[3] .  

A partir de dos textos anteriores, este blog ha sido el espacio en el cual, por motivos de interés he dejado de publicar crónicas o narraciones de eventos en la Casa del Migrante de Saltillo, para expresar y abrir el diálogo de opiniones que relacionadas con mis temas principales de investigación, siguen relacionándose aunque no de forma explícita, con mi trabajo realizado en Coahuila.



Dejo el siguiente poema el cual fue escrito horas antes de mi partida de Saltillo. Va dirigido especialmente a la comunidad centroamericana que está en el proceso de migración. El mismo poema lo presenté por primera vez en el evento que fui convocado por parte de la Fundación para las Letras Mexicanas el pasado julio del presente año, en el cual junto con varios jóvenes más, nos reunimos en Monterrey- Nuevo León para compartir experiencias y trabajos literarios.

22-06-2013.

Saltillo – Coahuila. Posada Belén, Casa del Migrante.

Fuga.

A la comunidad migrante de Centroamérica. Con Belén en el corazón.

La lumbre del hogar
el corazón acompañado de los hijos,
de la familia, de la clica, de los compañeros maquiladores,
del semejante
saben a lo que me refiero.

La lumbre del hogar se ha transformado,
el camino se ha vuelto nuestra compañía,
nuestro crecimiento.

La distancia pasó de medirse en kilómetros
a medirse en plegarias.
Quien anda se enfrenta a comprenderse como parte de todo,
abandona el hogar y se enfrenta a sí mismo.

Los centroamericanos atraviesan México
llevando su cultura por las vías,
acontecimientos manifestados en trenes,
revolucionarios antes, migrantes ahora,
hombres en liberación.

¿Quiénes sino los “chapines” son comunidad?
tan unidos con la tierra.
Su inocente sonrisa transmite la felicidad del hombre,

El “guanaco”, tan fiel, no falla,
la guerra no pudo con ellos,
los maras tampoco,
¿y el tren?
Nunca un obstáculo para cenar con la familia,
con el barrio, con el “guanaco”.

De los rincones de Nicaragua,
salen los “nicas” a recordarnos que,
cualquiera que sea el precio,
la limitación de búsqueda debe ser vencida.

Los “catrachos”:
Expresión del hombre mismo,
andando entre campos, cultivos de café,
fabricas textiles, vías del tren.
San Pedro, Tegucigalpa, Comayagua,
Copan, Juanito, Richard, Zet, Wilson,
Otredad paralela.

Las mujeres: Sonia, Suyapa, María,
Rosa, Karla, Judith, Nuvia
Entregadas al camino, se entregan a su decisión.
En su mirada: insaciable sueño que cumplir,
un amor que compartir,
una madre que no desampara,
una mujer que va hacia delante.

Los niños: libertad e irrupción en el albergue,
risas que afirman la vida,
no hay seriedad, solo ganas de jugar.

Sigamos nuestros caminos,
a partir de nuestro encuentro aquí, en Belén,
hemos comprendido que somos parte,
no hay afuera,
no hay olvido.

En cada acción del día,
en cada encuentro con un semejante;
el caminante de Centroamérica,
la madre, el campesino, el obrero,
el niño, el padre, el hermano, el asesino,
el guerrillero, el hombre
estará presente.



JAGordilloL.


[1] Alain Finkielkraut, La Sabiduría del Amor, trad. Alfredo Báez (España: Gedisa, 2008), 113.
[2] México -Distrito Federal.
[3] Es curioso que en las diferenciaciones y en su distinción, acabe siendo una homogenización segmentada de otra más grande. Las contradicciones de la clasificación ya han sido trabajados por:  Borges, Foucault y Braunstein han tratado.

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