30 de marzo y 23
de abril de 2014.
El hombre:
el ocaso. A treinta años de la muerte de Michel Foucault.
Para
Jorge G., Lourdes A. y María José M.[1]
Pink Floyd – “The Final Cut” – “Two Suns
in the Sunset” (Waters).[2]
Desde el resplandor.
Imaginemos
los momentos de las explosiones de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki
como la representación del inicio de un ocaso. El ocaso está siendo el
desvanecimiento de la idea del hombre
que- a inicios del siglo XIX- se formó. El resplandor aún nos lástima la vista,
sin embargo, ha bajando de intensidad manteniéndonos casi al margen de lo que
posibilita nuestro conocimiento. Aterrados, los hombres, contemplamos nuestras sombras por última vez deseando, en
silencio, la oscuridad y nuestro retorno al origen, al fallecimiento de nuestra
concepción como hombres, como
finitos, como lo que quisimos ser imposibilitados por el deseo mismo,
enfrentándonos- sin más que el sentimiento de angustia- a la ruptura de las
fronteras que nos conforman, desde la diferencia, como una ficción. Está imagen de ruptura y transformación del
conocimiento es, a lo largo del libro de Michel Foucault: “Las Palabras y las
Cosas”[3]
, lo que atravesará el pensamiento intelectual en occidente desde el nacimiento
de la obra. En este texto me esforzaré por mostrar la importancia, más allá de
la autoridad intelectual/científica/etc. que se le ha otorgado, la reflexión
sobre el hombre y nuestro conocimiento que media la realidad con la
cultura.
Los libros: simulación y potencia. Breve crítica a la lectura de los libros en
la Universidad.
En
la primaria fueron los libros de la S.E.P. las lecturas que, en su momento,
conformaban y afirmaban nuestro conocimiento. Lecturas de información mediada
por el Estado y su ideología nos eran casi obligadas a leer (tarea y/o trabajo
en clase) para, en tiempo de exámenes, esforzarnos en acertar a las preguntas y
acreditar una serie de datos que, decían nos brindarían las “herramientas
necesarias y básicas” para desarrollarnos en la sociedad. En la Universidad no
son los libros de la S.E.P. lo que media el saber, en el área de Humanidades
sus sustitutos son: las obras de Platón, Aristóteles, Marx, Freud, Foucault,
Derrida, etc. La dinámica sigue siendo la misma, los actores apenas cambian.
¿Qué aporta la lectura de pensadores actuales y antiguos, en general, al saber universitario? ¿por qué y para qué se están leyendo? ¿qué se está
haciendo con las lecturas? ¿qué lazo social se está produciendo? ¿cómo es que
la Universidad enseña, por ejemplo, la deconstrucción sin que ella misma la
promueva? Para dar precisión, me esforzaré en crear un lazo social, desde la
escritura y lectura, para reflexionar una obra y sus afectaciones en el
presente invitando, principalmente, a
los hasta ahora ajenos a la discusión a dar cuenta de su existencia.
El conocimiento a través de sus rupturas.
El cambio ha sido la muestra de la
inestabilidad de las estructuras que se hacen llamar permanentes. Al haber
cambio, contingencia y una continua construcción sin forma, el conocimiento se
ha manifestado distinto a lo largo del tiempo. No es lo mismo pensar a partir
del siglo XVI la noción de Dios, a pensarla desde pleno siglo XXI. Michel
Foucault nos advierte desde las primeras páginas:
“[…] no se trata de ligar consecuencias, sino de relacionar
y aislar, de analizar, de ajustar y de empalmar contenidos concretos; nada hay
más vacilante, nada más empírico (cuando menos en apariencia) que la
instauración de un orden de las cosas; nada exige una mirada más alerta, un
lenguaje más fiel y mejor modulado; nada exige con mayor insistencia que no nos
dejemos llevar por la proliferación de cualidades y formas. Y, sin embargo, una
mirada que no estuviera armada podría muy bien acercar algunas figuras
semejantes y distinguir otras por razón de tal o cual diferencia: de hecho no
existe ni aún para las más ingenuas de las experiencias, ninguna semejanza,
ninguna distinción que no sea resultado de una operación precisa y de la
aplicación un criterio previo.”.[4]
El estudio del libro es agudo. Su
“objetivo” : “ […] se intentará sacar a la luz es el campo epistemológico, la episteme en la que los conocimientos,
considerados fuera de cualquier criterio que se refiera a su valor racional o a
sus formas objetivas, hunden su positividad y manifiestan así una historia que
no es la de su perfección creciente, sino la de sus condiciones de posibilidad”.
[5] Apelando a la diferencia para poder dar
identidad, tema también mencionado anteriormente en mis textos, Foucault nos
demuestra, paso por paso, idea por idea, autor por autor, la imposibilidad de
“colonizar” el conocimiento desde nuestra perspectiva pensando que siempre ha
sido, todo “objeto” de conocimiento, como hoy lo entendemos. En el texto precedente a este[6]
se puede consultar los cambios de posibilidades, a partir del siglo XVI hasta
hoy, que ha habido en el conocimiento.
Las posibilidades hoy y el ocaso.
Concentraré, en este apartado, la
discusión en torno a al conocimiento y cómo, lo que entendemos por hombre, se
difumina en las sombras de lo incierto. Las posibilidades de existencia de la noción del hombre hoy se
componen a partir de esta enunciación: “[…] el análisis de la finitud explica de la misma manera cómo
el ser del hombre está determinado por positividades que le son exteriores y
que lo ligan al espesor de las cosas, pero cómo, a la inversa, el ser finito es
el que da a toda determinación la posibilidad de aparecer en su verdad
positiva”.[7]
En otras palabras: el hombre está
dispuesto por la exterioridad, misma que lo vuelve posible a partir del
pensamiento de la finitud. Son las cosas las que determinan el quehacer del
hombre, limitando, si se me permite la afirmación, casi[8]
todo código cultural: manifestaciones, investigaciones, moda, pensamiento,
entretenimiento, verdades, mentiras, locura, etc. El ocaso de esta estructura
se compone a partir de la presencia, desde un principio, si es que lo hay, de
la técnica, del saber hacer con el hombre, ya que será la técnica, el soporte que nos dispone y nos limitará como
está sucediendo ahora, a reaccionar ante las situaciones y difuminar el
razonamiento ante ello. La técnica no requiere del hombre para disponer de él ya que casi toda la memoria humana está
depositada en ella. Estos datos, convertidos ahora en códigos binarios,
separados de quienes los inscribimos, formarán parte de una estructura
tecnológica que brindará una identidad desde el simulacro y la falacia
(perfiles en Facebook, “personalidades”, grupos sociales, etc.). Como si fuera
poco, los objetos tecnológicos además de estar siendo quienes nos disponen,
limitan y homogeneizan, nos dan un plus. El goce. Este goce da al hombre
estatus, “personalidad”, un lugar y reconocimiento que trascenderá con su
descendencia. ¿No son los padres, en la actualidad, quienes promueven, sin
reflexión alguna y con un ligero toque de imbecilidad y peor, de ignorancia, a
sus hijos desde la edad más temprana, que se enchufen a toda esta red de objetos con la promesa – una broma de
mal gusto sería más seria- de tener a “sus” hijos al día? Un simulacro, un
circo, una burla compuesta de una ilusión, al borde la irracionalidad, de que
nosotros somos sujetos y a partir de ello tenemos la libertad de escoger, sin
limites, las tecnologías, o más absurdo aún, creer que las controlamos. ¿No
son, más bien, las tecnologías, la técnica quien determina a la cultura y
nuestras opciones?.
Siervos de los objetos técnico-científicos
que controlan, disponen y modulan nuestra cultura, los hombres, teñidos por los últimos rayos del sol, perciben por última
vez todo lo que han construido y destruido borrándose en la oscuridad que
apenas dejará- como Hiroshima, Nagasaki y los campos de concentración- la
ceniza y el olvido de lo que alguna vez fue iluminado y ahora, entre tinieblas,
se desvanece arrojándonos a una relación con lo intangible, -lo que ha permeado,
aunque en silencio- nuestra existencia, desplegando radicalmente una
concepción distinta de la realidad; ya sea, como se puede vislumbrar: controlados completamente por la técnica; o de alguna otra manera que nos es
imposible ahora si quiera pensar, pero que lo único que nos asegurará es que el hombre, frágil y trémulo, nunca fue el
centro ni la preocupación del conocimiento...
Pink Floyd - "Wish You Were Here" (1975) - "Welcome the Machine"(Waters).
Welcome my son, welcome to the machine.
Where have you been?
It's alright we know where you've been.
You've been in the pipeline, filling in time,
Provided with toys and 'Scouting for Boys'.
You bought a guitar to punish your ma,
And you didn't like school, and you
know you're nobody's fool,
So welcome to the machine.
Welcome my son, welcome to the machine.
What did you dream?
It's alright we told you what to dream.
You dreamed of a big star,
He played a mean guitar,
He always ate in the Steak Bar.
He loved to drive in his Jaguar.
So welcome to the Machine.
JAGordilloL.
Bibliografía.
- Andrés
Gordillo, Entendiendo el saber de la
historia, en: http://planoactivo.blogspot.mx/2014/03/26-27-y-28-demarzo-del-2014.html citado el 03-04-2014.
-
Michel Foucault, Las
palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas, tr, Elsa
Cecilia Frost, 2ª. ed. revisada y corregida, Siglo XXI, México, 2010, pp. 398.
[1] Este
texto va dirigido, además de a los lectores del blog, en especial a Jorge
Gordillo; mi padre que desde hace tiempo hemos platicado, discutido y
profundizado en el tema universitario y el lazo social que produce o más bien
debería producir. También se lo dedico a María José Mancera, compañera en la
Universidad con quien siempre es un placer y un aprendizaje dialogar y más profundamente,
escuchar. Dirigido también a Jesús Pérez, Mely Morfín y a
todos mis demás amigos con los que he podido discutir el tema. A sí mismo,
agradezco a los textos: “Universidad sin Condición “ (Derrida), “La Universidad
¿en ruinas? (Domicnick LaCapra), “De los Libros al Poder” (Gabriel Zaid), “La
técnica, el inconsciente y el discurso capitalista” (Néstor Braunstein), “La
Escritura de la Historia" (Michel de Certeau) y por último “Las Palabras y las
Cosas” (Michel Foucault), que sin duda están presentes en las líneas de este
texto. A todos ellos, muchas gracias.
[2] Fue un
día mientras escuchaba esta canción cuando surgió la idea de este texto.
Recomiendo ampliamente escuchar con atención las letras del álbum. A continuación dejo la letra:
Two Suns In The Sunset.
Two Suns In The Sunset.
In my rear view mirror the sun is going down
Sinking behind bridges in the road
And I think of all the good things
That we have left undone
And I suffer premonitions
Confirm suspicions
Of the holocaust to come.
The wire that holds the cork
That keeps the anger in
Gives way
And suddenly it's day again.
The sun is in the east
Even though the day is done.
Two suns in the sunset
Hmmmmmmmmmm
Could be the human race is run.
Like the moment when the brakes lock
And you slide towards the big truck
"Oh no!"
"[scream] Daddy, Daddy!"
You stretch the frozen moments with your fear.
And you'll never hear their voices
And you'll never see their faces
You have no recourse to the law anymore.
And as the windshield melts
My tears evaporate
Leaving only charcoal to defend.
Finally I understand the feelings of the few.
Ashes and diamonds
Foe and friend
We were all equal in the end.
"...and now the weather. Tomorrow will be cloudy with scattered showers
spreading from the east ... with an expected high of 4000 degrees
Celsius"
[3] Michel Foucault, Las
palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas, tr, Elsa
Cecilia Frost, 2ª. ed. revisada y corregida, Siglo XXI, México, 2010, pp. 398.
[6] En el
apartado de la aportación de Foucault en la Historia estará brevemente
desglosada la posibilidad de conocimiento del siglo XVI, XVII,XVIII y XIX.
Invito, para tener un mayor panorama, a la lectura del libro en el cuál, a
partir de la arqueología, Foucault
aborda el tema. http://planoactivo.blogspot.mx/2014/03/26-27-y-28-demarzo-del-2014.html citado
el 03-04.2014.
[8] Casi todo debido a la existencia
del inconsciente que, siendo intangible, se resiste continua y ferozmente a ser
dispuesto por lo externo. Aclaro que el que no sea dispuesto no refiere a que
el exterior no tenga relación con él, de hecho, es lo exterior lo que le
permite al inconsciente estar siendo.